3 de junio de 2008

Perdidos Cuarta Temporada

Oye, y sin spoilers.


Ayer terminé de ver la cuarta temporada de Perdidos, en una finale de 80 minutos que comprende los episodios 13 y 14: No hay nada como el hogar (II y III).

Curiosamente, yo diría que ha sido el final de temporada con menos cliffhanger explícito de toda la serie. Vale, este tío ha muerto, es impactante, pero ya está. No hay una escotilla misteriosa, una explosión enigmática ni un flashback que no es lo que parece.

Sin embargo, eso no quiere decir que no haya sido impactante, porque lo ha sido. Y no sólo eso, esta finale contiene un montón de preguntas y enigmas nuevos que, aunque no se plantean con trompetas y clamores, son muy interesantes.

Esta cuarta temporada ha sido especial. Además de hacerseme bastante corta, ha sido una de las más clarificantes. Durante toda la temporada se resuelven un montón de interrogantes, tanto sobre la isla como sobre el futuro de los protagonistas. Tanto, que en el último capítulo les quedan tan pocas dudas por resolver que no logran hacer un final de fuegos artificiales. ¡Pero es que esta temporada en conjunto ha sido francamente mejor que las anteriores, así que lo prefiero!

En la isla no sonríe ni Dios.

Ya sabemos por dónde van los tiros y aunque no hay datos precisos, hay un idea nebulosa de qué ha pasado, pasa y pasará (¿pista?). Las explicaciones aparecen por doquier. De hecho, incluso parece que alguna de las explicaciones más visuales y evidentes parecen decepcionar al público, acostumbrados ya a las respuestas veladas y a las preguntas dentro de otras preguntas.

Yo he disfrutado tremendamente con esta temporada, como no creo que haya hecho con ninguna otra de la serie y ya no dudo en nombrar a Perdidos como una de las tres mejores series de televisión.

Y yo sigo preguntándome por qué hay gente que sigue negandose a verla.

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