Pues sí, ha llegado la hora de desvelar el nombre del último de los juegos que encargué a IPR: The Shab-Al-Hiri Roach (sí, sé que al ponerlo en el título ha perdido parte del factor sorpresa).
Desde fuera, ya el juego impacta, pues el juego contiene: un libro de tamaño cuartilla de menos de 100 páginas, una baraja de pequeñas cartas y una cucaracha de plástico. Tranquilidad.
Pongámonos en situación:
1919. Universidad Pemberton, Nueva Inglaterra.
La muerte de uno de los profesores más queridos por la comunidad es el primero de una serie de sucesos que convertirán el primer semestre del curso en uno de los más trágicos y terribles acontecimientos ocurridos en la historia educativa de los Estados Unidos. ¿El culpable? Una diminuta criatura maligna y milenaria conocida como la Cucaracha de Shab-Al-Hiri. Este insecto es capaz de controlar las mentes de los seres humanos y forzarles a realizar horribles actos, aunque les dota de tremendas capacidades.
Esta es la premisa de uno de los juegos que más me han impactado últimamente. En The Shab-Al-Hiri Roach, los jugadores toman el papel de profesores de universidad que compiten por adquirir el máximo prestigio posible a lo largo de un semestre, a su vez, dividido en seis eventos. Someterse a la voluntad de la Cucaracha les proporcionará grandes ventajas, pero si un personaje acaba el juego poseído pierde automáticamente. Porque, efectivamente, en este juego se gana y se pierde, al contrario de lo que solían decirnos los juegos de rol tradicionales. El personaje que acabe el juego con más puntos de prestigio y esté libre del control de la Cucaracha será el ganandor.
¿Y cómo se ganan puntos de prestigio? Pues jugando escenas, que es en lo que consiste básicamente el juego. Tras una breve creación de personaje en la que no se tienen que tomar más que media docena de decisiones (nombre, trasfondo, rango de profesor, un área de experiencia y dos aficiones) los jugadores se turnaran creando escenas a lo largo de los eventos que suceden durante el semestre para crear conflictos entre ellos y, también, PNJs. En estos conflictos será donde se ganen y se pierdan puntos de prestigio en base al resultado de las tiradas. Como este juego carece de máster, los PNJs son interpretados por los jugadores cuyos PJs no participen en la escena.
¿Y qué pasa con las cartas? Las cartas son órdenes y ayudas que los jugadores deberán seguir durante el juego. Cada carta tiene dos partes, una dirigida a los profesores libres y otra a los profesores poseídos por la Cucaracha. Al principio de cada evento, cada jugador deberá coger una carta y, en algún momento, llevar a cabo lo que tenga escrito en la sección que le corresponda. Un porcentaje de estas cartas contiene un dibujo de una cucaracha. Esto significa que el personaje se ve poseído en ese momento por la criatura a no ser que se resista, sacrificando parte de su cordura en el proceso. Pero no todo el mundo querrá resistirse, ya que estar bajo el control de la Cucaracha concede grandes ventajas en los conflictos. Por otro lado, si ya estás poseído y sacas una carta con el dibujo del insecto es tu oportunidad para intentar liberarte de su yugo.
Vale, ¿y qué más? Pues, en realidad, poco más. The Shab-Al-Hiri Roach ofrece una enorme libertad a los jugadores para que creen la historia que deseen, siempre y cuando haya competitividad, puñaladas traperas, sentimientos y muertes, muchas muertes. En cada evento, cada jugador tiene la oportunidad de crear una escena en la que definirá que está en juego (los 'stakes' que dicen los angloparlantes) y podrá invitar a cualquier personaje a participar. Un ejemplo simplificará el asunto:
Jim interpretá al Doctor William Deane y quiere hacer algo de daño a su colega, el Dr. John Wilson Borrough. Así, Jim dice que durante la inauguración del año escolar invita al D. Borrough a hablar ante el consejo estudiantil tras invitarle a varias copas de vino. Si Jim gana el conflicto, la humillación de Borrough le proporcionará a Deane una buena cantidad de prestigio si le sustituye en el atril, pero si pierde, puede que al bueno de Borrough se le escape algún secretillo sobre Deane mientras da la bienvenida a los estudiantes.
No hay máster, no hay guión, no hay casi nada con lo que empezar. Un jugador tradicional podría sentirse realmente aterrado ante esta situación. Además, el juego dedica bastante poco espacio en aclarar qué es lo que debe/puede pasar durante una escena. En teoría parece que es un juego narrativo extremo, pero lo cierto es que no es así; tiene cartas con instrucciones, un objetivo claro, ganador y perdedores y una mecánica cerrada: todos los ingrediente de un juego de mesa.
Por otro lado, el ambiente de The Shab-Al-Hiri Roach me ha cautivado. Puede que esté equivocado, pero tanto las sublimes ilustraciones como algunos fragmentos del texto me llevan a pensar que el juego pretende ser una terrible comedia lovecraftiana, con todo lo que ello significa. Nunca había sentido una forma mejor de mezclar conceptos tan contrarios como son la comedia y el terror.
Creo que The Shab-Al-Hiri Roach es uno de los juegos más extraños que he tenido oportunidad de leer. Está a medio camino de los juegos de mesa y la narración. Es una comedia y posiblemente el mejor juego de rol de ambiente lovecraftiano. Es sencillo pero tiene mucho jugo que exprimirle. Sin duda, se merece que se le eche un vistazo.
5 comentarios:
Gran reseña y unos de los juegos que pasan directamente a mi lista de deseados.
La verdad es que tiene una pinta tremenda, y parece desternillante. Habrá que ver como se comporta realmente en juego.
En nuestro grupo esperamos probarlo este Septiembre.
Por cierto, genial reseña.
Gracias a ambos.
Yo aún no sé calcular exactamente el nivel de humor que contendrá el juego, pero voy a esforzarme en probarlo como sea.
Y si lo hago habrá relato, por supuesto.
Me parece que va a caer.
Al final cayó. jejeje
Publicar un comentario