23 de febrero de 2009

Cronautas

Ayer de madrugada terminé mi aportación al Rolero de Hierro '09, el concurso de creación de juegos de rol más letal del mundo. Sólo se tenía una semana, la pasada, para idear, probar y escribir el juego de rol. Lo peor es que la semana pasada estuve muy ocupado haciendo una nimiedad llamada "terminar la puta carrera", así que en principio no iba a empezar hasta la tarde del jueves, pero las ideas empezaron a surgir.

Debo decir que los ingredientes principales resultantes no me gustaron demasiado teniendo en cuenta las locuras que podían haber salido. Eran demasiado sosos, pero el concepto de crear un juego de rol que pueda jugarse sin otros jugadores me había calado ya. En un principio, es un concepto incomprensible, pero que tiene varias posibilidades, como ya ha demostrado algún otro participante del RdH09. Luego, llegaron las palabras clave y mi cabeza empezó a trabajar. Mientras preparaba la defensa de mi PFC no podía evitar pensar en los viajes en el tiempo y las paradojas temporales, algo que siempre me ha apasionado.
Al final, el jueves y el viernes no hice nada, pero ya tenía una idea bastante concreta del juego e incluso la primera versión del tablero de juego.

El sábado me lo pasé prácticamente entero escribiendo y desarrollando la ambientación.
El domingo fue el peor. Había quedado con Urria para comprar los billetes de avión y reservar en un hotel de Londres para la semana que venía (es decir, ésta). Nos tiramos tooda la tarde. Los hoteles en Londres son oficialmente asquerosos. Y las ofertas de avión aparecen y desaparecen sin previo aviso. Cuando terminamos, a eso de las siete de la tarde, me dolía la cabeza y me quedaba la mitad por escribir.

Pero lo hice. Me han quedado cosas por hacer, como incluír una tabla de encuentros por cada época o escribir las reglas avanzadas para más de un jugador, pero estoy francamente contento con el resultado.

Creo que me quedaré contento si alguien se lee mi juego, lo prueba y disfruta. Y yo podría ser ese alguien. Si te atreves, aquí lo tienes:





(Y yo me voy de vacaciones a Londres hasta el sábado :D )

19 de febrero de 2009

4 de febrero de 2009

2 de febrero de 2009

LSDA: La hacienda Quennel (y III)

En anteriores sesiones de La Sombra del Ayer...
¡En Ammeni, un pequeño pueblo está cerca de una hacienda con dos plantaciones de esclavos, genterrata y khaleanos, a cargo de la familia Quennel!
¡Cótalo y Ótor encabezaron una revuelta entre los esclavos genterrata y tomaron el palacete de Karlo Quennel, líder de la plantación!
¡Nosy y Yan-Ra lograron derrotar al malvado brujo walozi que había manipulado las creencias del poblado esclavo khaleano y liberaron a la bardo del pueblo, Isolde!
Mientras, Viktor permanecía en el pueblo en pos de una reunión con el lider comerciante maldorense, Saúl Muller...


Y cuando los altercados en la hacienda Quennel llegaban a su fin, Viktor llegaba a la torre del Sr. Muller para encontrarse con una sorpresa. La invitación no procedía de Saúl, sino de su capitan de la guardia, Tamim, que quería sonsacarle su oscuro pasado. Tras un encontronazo, Tamim acabó retándole en duelo singular, pero Viktor decidió postergarlo al día siguiente. Sin duda, el capitán era un hombre singular.

De vuelta al poblado khaleano, Yan-Ra e Isolde llevaron al brujo ante el jefe de la tribu, el anciano y senil Botwani, que aseguró que su pueblo jamás debería abandonar el bosque en el que se encontraban y que el brujo debía ser exiliado de la tribu, un castigo demasiado piadoso según Isolde.

Para cuando Yan-Ra e Isolde llevaron al brujo al palacete solariego de Karlo, éste ya había pactado un acuerdo con Cótalo y prometió interceder ante su hermana Ruby, dueña del pueblo cercano a la plantación. Al día siguiente, todos los ex-esclavos irían al pueblo para reclamar pacíficamente sus derechos como gente libre. Mientras tanto, Yan-Ra intentó interrogar al brujo walozi, pero lo único que consiguió fue caer en sus redes y permitió que permaneciera a su lado en lugar de exiliarle.

El encuentro con Ruby

Al día siguiente en el pueblo, Viktor se despertó con un reclutamiento miliciano. El líder de la guardia ammenita buscaba voluntarios para defender el pueblo de los esclavos, que, según él, habían masacrado a la nobleza de la hacienda y planeaban hacer lo mismo con ellos. Viktor se apuntó sin dudarlo, pero optó por echar un vistazo a la plantación antes de nada. Allí le contó a los líderes lo que sabía y finalmente decidieron ir al pueblo como una pequeña comitiva, incluído Karlo.

Al llegar al pueblo, Ruby y un importante séquito de guardias les recibieron y escucharon sus peticiones. Pero Ammeni no es una nación piadosa y las palabras de Cótalo sólo sirvieron para hacer reir a Ruby antes de apresarlos y meterles en prisión. Viktor fue el único que se libró de la prisión, posiblemente por deseo de la señora Quennel.

Así pues, Viktor fue a la torre de Saúl en busca de apoyo pero no tuvo éxito, aunque tras otro encontronazo con el capitán, le confesó su oscuro pasado y cancelaron su duelo a muerte. Sin embargo, Tamim le consideraba entonces un despreciable hombre sin honor.

Antorchas y horcas

Con el paso de los días, llegaron las noticias de que un ejército ammenita pronto llegaría para acabar con la rebelión. Pocos días después, Viktor se encontró con un grupo de ammenitas apalizando a un joven maldorense. La gente del pueblo había comenzado una caza de brujas contra los extranjeros. Una vez en la torre de Saul, Viktor organizó una defensa eficiente y lograron defenderse de la leva, aunque Tamim resultó gravemente herido.

Esa noche, camuflados por los disturbios, Yan-Ra, Cótalo y los demás presos escaparon de la cárcel y volvieron al bosque de la hacienda, para convencer a su gente para que escaparan antes de que llegara el ejército ammenita.

Al día siguiente, Saúl fue, acompañado de Viktor, a una reunión con Ruby Quennel. Saúl esperaba unas disculpas, pero se encontró con la noticia de que con la llegada del ejército Ruby se vería obligada a requisar parte de sus mercancías. Eso fue suficiente para Saúl: sacó una daga e intentó acuchillar a Ruby, pero Viktor le detuvo. Bajo órdenes de una histérica Ruby, Saúl fue asesinado y Viktor se dio cuenta de que los extranjeros del pueblo sufrirían una horrible pena. Lo único que le quedaba fue avisar a la gente para que abandonaran el pueblo. Tamim y algunos otros guardias de Saúl, le pidieron acompañarle al bosque de la hacienda.

Epílogo

Una vez allí, Viktor, Cótalo y Yan-Ra, junto con las tres culturas que les acompañaban, comenzaron su exilio hacia bosques más lejanos, con la esperanza de que las fuerzas ammenitas no les encontraran. Viktor tenía un nuevo compañero, Tamim, del que no sabía qué pensar. Cótalo, con demasiada violencia en sus recuerdos, sentía que Garragrís deseaba recuperar el líderazgo de la camada. Yan-Ra, había incumplido una orden directa del anciano de la tribu, y comenzaba a caer en las redes manipuladoras del brujo walozi.

A su espalda dejaban un pueblo lleno de odio, condenado a perecer, pues ya no quedaba más gente a la que odiar más que ellos mismos.

Imágenes (c) Antti Raatikainen