9 de octubre de 2014

Fantasmas Asesinos, una pequeña reseña

Este verano no he jugado demasiado al rol (como viene siendo habitual en verano), pero durante mis vacaciones he podido disfrutar de una pequeña maravilla que es Fantasmas Asesinos, un juego de Vincent Baker publicado recientemente en español por conBarba (junto con el juego de piratas Envenenado).

Se trata de un juego de rol para dos jugadores, en el que uno de ellos toma el papel de director y el otro el de un joven explorador urbano que ha decidido visitar una fábrica abandonada.

El formato físico del juego consiste en dos pequeños libretos, cada uno de ellos dirigidos a uno de los jugadores. Carecen de ilustraciones pero son muy cómodos, elegantes y su pequeño tamaño les convierte en el candidato ideal para llevarlo a todas partes contigo.

El sistema de juego se basa en una baraja de cartas.  El explorador debe ir sacando y deshechando cartas conforme progrese la historia y según quiera arriesgar o no.

La dinámica del juego, que es lo mejor de todo, se basa en los clásicos librojuegos de aventuras pero suelen realizar descripciones más abstractas y conceptuales, de forma que tienen que ser los jugadores los que definan los detalles. Básicamente, el juego te ofrece la estructura, pero deja todo el color y la narración en manos de los jugadores.

Por supuesto, el juego está totalmente orientado a una situación concreta: el encuentro entre un explorador urbano y un fantasma. Es una situación muy definida y puede que la rejugabilidad del producto se resienta por ello, pero dada la enorme cantidad de películas de fantasmas creo que podemos darle el beneficio de la duda.

Una vez descrito el producto, voy a centrarme en lo que realmente quería contar: la experiencia de juego. En mi caso, jugué con mi novia dos sesiones, una en la que hice de Jugador y la otra como Maestro de Ceremonias. La primera duró una hora de juego y la segunda poco más de media.

Debo decir que fue una experiencia muy satisfactoria. Ambas sesiones fueron emocionantes, lúgubres y escalofriantes. De hecho, en la primera de ellas llegué a pasar miedo en algunos momentos. Desconozco si el mérito de esto está en el juego o en nosotros como jugadores, pero en un juego de terror mi objetivo final es pasar miedo. Y en esta ocasión lo conseguí.

Ah, se me olvidaba señalar que jugamos las dos sesiones por la tarde.

Bajo una sombrilla.
En mitad de la playa.

Fue genial.